Carmen paseaba por la acera de la avenida de La Constitución, en dirección a La Caleta, cuando pisó la tapadera de una alcantarilla. Un gesto que miles de granadinos repiten cada día en su deambular por la ciudad sin mayores consecuencias. Pero a ella el gesto le costó una lesión. Cuando posó el pie en la arqueta ésta cedió, se levantó por un lado, y quedó con una pierna dentro de la alcantarilla. Fue auxiliada por dos comerciantes de la zona, que la llevaron a urgencias, donde certificaron las lesiones graves que sufrió en la parte interna de la ingle. Pero el caso no quedó ahí. La Policía Local levantó un atestado y la mujer demandó al Ayuntamiento y Emasagra por los daños sufridos. Ahora, tras casi ocho años de pleitos, y tal y como recoge la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) a la que ha tenido acceso IDEAL, Emasagra ha sido condenada a pagarle 3.627 euros por el accidente. El caso de esta granadina es común y excepcional a la vez. Común porque son muchos los ciudadanos que sufren caídas y reclaman cantidades económicas por los daños sufridos al Ayuntamiento. Y excepcional porque la mayoría son desestimados.
Deber de acreditar
«Es necesario que quede bien acreditado la relación causa -efecto entre el desperfecto y el accidente, así como que el afectado no tiene responsabilidad en el incidente. Los Ayuntamientos vienen obligados por la ley a la conservación, limpieza, mantenimiento y seguridad de la vía pública. Y si el accidente se deriva de la falta de esto último, los tribunales dan la razón a los ciudadanos», explica el letrado granadino especialista en responsabilidad civil, José Miguel Castillo Calvín. Los datos que maneja el servicio de reclamaciones patrimoniales del Ayuntamiento, encargado de recibir todas estas demandas, ponen en evidencia que las caídas causadas por desperfectos en aceras, calzadas y, también, por la señalización del tráfico son muy comunes.
En lo que va de año son 162 las reclamaciones económicas presentadas por estos motivos, 27 de las cuales están relacionadas con percances en las grandes obras de la ciudad. Algo que gestiona directamente la Gerencia de Urbanismo, responsable en estos momentos de la remodelación de Gran Vía, Constitución y Realejo. En general, las reclamaciones de ciudadanos suman quince al mes de media. A excepción de los casos de Urbanismo, las reclamaciones más comunes están relacionadas con arquetas sueltas, losas rotas en las aceras, baches en la calzada, vertido de fluidos (como el agua de los camiones de limpieza) y, especialmente, las famosas 'pilonas', según explicó el responsable del citado servicio municipal, Luis Rodríguez. Eso sí, en la extensa lista de demandas que recibe el Ayuntamiento cada año hay que contar con la picaresca y con los casos en los que se demuestra que el responsable del accidente es el ciudadano y no el Ayuntamiento.
Así, «más de la mitad, aproximadamente el 60% de las reclamaciones son desestimadas», calcula Rodríguez. Entre las causas más comunes para que sean rechazadas se encuentra el hecho de que el transeúnte que sufrió la caída contaba con sitios alternativos para pasar (como, por ejemplo, una losa rota en una acera impecable de siete metros de ancho), que conozca bien la zona, que estuviese bien iluminada o señalizado el peligro o que el desperfecto no tuviese entidad suficiente como para provocar una caída. En los casos en los que el Ayuntamiento, su aseguradora o las aseguradoras de los servicios concesionarios responsables del accidente, si paga, es frecuente que se haga con un acuerdo con el afectado. El resto, pocos, van a juicio. Y, excepto en casos excepcionales, las cantidades no son muy elevadas. Capítulo aparte merecen los laberintos para peatones que se encuentran en las obras de remodelación de Gran Vía, Constitución y Realejo. Los datos manejados por Urbanismo demuestran que las zonas habilitadas no son lo seguras que debieran. En un año se ha cuadruplicado la cifra de granadinos que reclaman por lesiones y daños sufridos, al pasar de seis reclamaciones el año pasado a 27 en lo que va del presente 2006. Seis de éstas corresponden a percances en las obras de Gran Vía, como caídas, enganches con las vallas y por daños en vehículos. También destaca las cuatro caídas que acumula la calle Molinos. Aunque también hay que contar las cuatro reclamaciones de ciudadanos que no han podido acceder a sus cocheras por las obras. La más curiosa es la relativa a un accidente sufrido por un peatón que se golpeó con un cartel informativo.
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