La relevancia de los protocolos médicos en la responsabilidad patrimonial sanitaria

los protocolos médicos en la responsabilidad patrimonial sanitaria
los protocolos médicos en la responsabilidad patrimonial sanitaria

Concepto y naturaleza jurídica de los protocolos médicos

La responsabilidad patrimonial de la Administración sanitaria constituye un ámbito del Derecho Administrativo de singular complejidad y trascendencia social. En este contexto, la determinación de la lex artis como parámetro de diligencia exigible a los profesionales sanitarios ha sido objeto de una evolución jurisprudencial y doctrinal constante. En los últimos años, los protocolos médicos han emergido como un instrumento de capital importancia para objetivar y concretar los estándares de buena práctica médica.

Desde el punto de vista jurídico, los protocolos médicos carecen de carácter vinculante en sentido estricto. Sin embargo, su relevancia no debe subestimarse, ya que funcionan como referencia objetiva para evaluar si la actuación médica se ajustó a los estándares exigibles. En este sentido, los tribunales han reconocido su utilidad como elemento probatorio en casos de responsabilidad patrimonial sanitaria. Así lo ha señalado el Tribunal Supremo, destacando que "los protocolos médicos constituyen un criterio técnico relevante para valorar si se ha actuado conforme a la lex artis" (STS 723/2018, de 20 de diciembre).

Función delimitadora de la lex artis

Los protocolos médicos desempeñan un papel crucial al delimitar la lex artis ad hoc, es decir, los estándares específicos aplicables a un acto médico concreto. Sirven como guía para contrastar si el profesional sanitario actuó con la diligencia exigible y conforme a las buenas prácticas comúnmente aceptadas. En este sentido, cumplen las siguientes funciones:

  • Actúan como un marco técnico que define el grado de cumplimiento esperado del profesional sanitario.

  • Permiten valorar si la actuación médica fue diligente y adecuada a los estándares profesionales.

  • Aportan objetividad y racionalidad al análisis de la praxis médica, complementando el carácter más abstracto del concepto general de lex artis.

Por tanto, los protocolos no solo facilitan una evaluación técnica más precisa, sino que también contribuyen a reforzar la seguridad jurídica tanto para pacientes como para profesionales sanitarios.

Valor probatorio en procedimientos de responsabilidad patrimonial

Aunque no tienen carácter vinculante ni constituyen prueba en sentido estricto, los protocolos médicos poseen un indudable valor probatorio en los procedimientos judiciales relacionados con responsabilidad patrimonial sanitaria. Su utilidad radica en varios aspectos:

  • Proporcionan al juzgador un criterio técnico objetivo para valorar si la actuación médica fue correcta.

  • Orientan sobre el procedimiento más adecuado ante determinados cuadros clínicos.

  • Permiten al facultativo acreditar que su actuación se ajustó a las buenas prácticas reconocidas.

El apartamiento injustificado de lo previsto en los protocolos puede ser considerado indicio de mala praxis. Sin embargo, debe analizarse siempre el caso concreto y las circunstancias particulares que pudieron justificar dicho apartamiento. En este sentido, el Tribunal Supremo ha señalado que "la mera inobservancia del protocolo no constituye per se mala praxis si existen razones clínicas justificadas" (STS 345/2020, de 15 de junio).

Limitaciones y flexibilidad en su aplicación

A pesar de su utilidad, es importante tener presente ciertas limitaciones inherentes al uso de los protocolos médicos:

  • No otorgan una "patente de corso" al facultativo que los sigue mecánicamente. La medicina es una ciencia aplicada que requiere adaptarse a las particularidades del paciente.

  • Su aplicación debe ser flexible y considerar las singularidades del acto clínico concreto.

  • Un apartamiento justificado del protocolo puede ser válido si está debidamente motivado por las circunstancias del caso.

En este contexto, resulta esencial recordar que los protocolos son herramientas orientativas y no normas rígidas. La buena praxis médica exige combinar el conocimiento técnico con un juicio clínico adecuado a cada situación particular.

Conclusiones

En conclusión, los protocolos médicos constituyen un instrumento valioso para objetivar la lex artis y evaluar la diligencia profesional en el ámbito sanitario. Su utilización adecuada aporta mayor seguridad jurídica en la determinación de responsabilidades patrimoniales por actuaciones médicas. No obstante, su aplicación debe ser siempre flexible y contextualizada, evitando interpretaciones mecánicas que ignoren las particularidades del caso concreto. El equilibrio entre el respeto a estos estándares técnicos y la necesaria adaptación al contexto clínico individual es clave para garantizar una praxis médica responsable y ajustada a derecho. Como bien recoge nuestra jurisprudencia, "los protocolos son guías útiles pero no absolutos; su valor radica en ser una referencia técnica que debe integrarse con el juicio clínico" (STS 198/2019, de 5 de marzo).

Un protocolo médico es un conjunto detallado de instrucciones y procedimientos estandarizados que guían la atención y el tratamiento de pacientes en situaciones clínicas específicas. Estos documentos elaborados por sociedades científicas, comités de expertos e instituciones públicas y privadas, son fundamentales en la práctica médica moderna, pues constituyen el conjunto de criterios que reflejan las buenas prácticas médicas comúnmente aceptadas por la comunidad científica. Como recomendaciones sobre los procedimientos diagnósticos y terapéuticos más adecuados para abordar un problema de salud, suelen tener gran importancia en los tribunales a la hora de valorar la posible existencia de una negligencia médica o mala praxis asistencial.

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