Para el letrado de la familia, José Miguel Castillo-Calvín, "el grave hallazgo pasó injustificable y negligentemente desapercibido para el personal sanitario y no se dio el tratamiento urgente e indispensable que en estos casos se requiere".
Se trató de un error de diagnóstico a pesar de que el 'electro' sí indicó qué le pasaba al enfermo, pero los médicos no lo leyeron o no lo tuvieron en cuenta.
Cuando Antonio volvió a casa tras haber visitado las urgencias del centro de salud de Santa Fe, revisó los documentos que le entregaron los médicos al darle el alta y se extrañó. "¿Por qué en el electro pone infarto de miocardio?", preguntó a su hija y mujer, que le acompañaron al centro sanitario. "No lo sé, te han dicho que es un cuadro de ansiedad y que no hay nada anormal en la prueba. Confía en los médicos", le respondió su hija.
Pocos minutos después, Antonio cayó del sillón inconsciente y, pasada menos de una hora, un equipo del 061 certificaba su muerte por un infarto de miocardio del que no se le pudo salvar a pesar de los intentos de reanimación. Esta muerte le ha costado al SAS 211.000 euros, la indemnización que ha pagado a la familia de Antonio por la falta de diligencia de los médicos que le atendieron en las urgencias de Santa Fe, que no leyeron o no tuvieron en cuenta el resultado de infarto de miocardio que ofrecía el electrocardiograma que le hicieron. Le dieron el alta con una valoración de "dolor osteomuscular por ansiedad".
La administración admite el error. Según resolución del Servicio Andaluz de Salud (SAS), a la que tuvo acceso IDEAL, "existe una pérdida de oportunidad de supervivencia del paciente al no haberse aplicado las medidas de precaución y tratamiento según el protocolo médico ante infarto de miocardio".
La indemnización de 211.000 euros no va a ser recurrida por la familia al haber visto ajustada la respuesta de la administración.
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